lunes, 28 de marzo de 2011


Te vi a lo lejos y mi corazón comenzó a latir rápido, qué tonta, me gustaste incluso sin ver bien tu rostro. Seguí caminando, platicando, actuando a ser yo misma en lo que te aproximabas. Ibas con alguien también, un amigo, no lo sé, ni me fijé porque sentí que ya me veías también. Sonreí. Para cuando estábamos a menos de un metro de distancia nos vimos a los ojos, por un instante… eterno, nuestro. Me dio un vuelco al corazón. Partimos en direcciones opuestas y tuve que resistirme a voltear y sentirte de nuevo. Me tuviste desde el principio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario